La iglesia en América
Siglo XIX
En el siglo XIX la iglesia católica en América sufre una gran prueba, ya que debido a las guerras de independencia, las revoluciones, el surgimiento del Estado y las ideas de los liberales de Europa que influenciaron también en América, hicieron que la iglesia católica sufriera una grave crisis.
En la mayoría de los países se separa la iglesia del Estado, lo cual en principio se vio como negativo para iglesia, pero luego unieron esfuerzos enfocados en un mismo objetivo que era el bien común.
La iglesia consiguió reconstruirse y sobrevivir. Con el primer concilio Plenario de América Latina, celebrado en Roma en 1899, distante de cualquier intervención estatal, comienza una especie de segunda fundación de la Iglesia en América Latina, procurando los medios de una estructuración más completa: la unidad en la doctrina y en la disciplina pastoral.
En el siglo XIX grupo de misioneros de diferentes órdenes religiosas llegaron al continente americano para llevar el mensaje de Dios a través de la iglesia, expandiendo la iglesia por toda América.
Hubo dos misiones notables con una labor a pueblos indígenas. La South American Missionary Society (SAMS) se fundó en Brighton en 1844 como la Misión Patagónica para trabajar con los pueblos indígenas en Tierra del Fuego. La presencia protestante Morava en Nicaragua se remonta a 1847, cuando los misioneros alemanes comenzaron a trabajar en Bluefields, en la Costa Atlántica entre los afro-caribeños, y los indios Miskito, Sumu y Rama.
Los primeros Misioneros Redentoristas austriacos llegaron a USA en 1832. Se ocuparon principalmente de las masas de emigrantes católicos europeos. Eran los pobres: habían dejado tierra y cultura. Carecían de asistencia espiritual.
Una de las figuras más destacadas de la iglesia norteamericana del siglo XIX fue el redentorista Juan Nepomuceno Neumann (1811-1860). Emigrante 61 mismo, entrego su vida a este apostolado. Nombrado provincial y obispo muy joven, descubrió el mundo de los niños pobres y abrió para ellos orfanatos, escuelas y hospitales. A los 49 años murió en plena calle. Canonizado en 1977.
Desde Baltimore (USA, los redentoristas pasaron al Canadá y abrieron fundaciones en las zonas de habla inglesa y francesa. En esta aceptaron el santuario de Santa Ana.
Los redentoristas españoles dieron los primeros pasos en México en 1908. La revolución corto sus esfuerzos y los dispersó. Algunos continuaron en la clandestinidad hasta 1930. Con el 94 % de católicos y la gran escasez de sacerdotes, México ofrece un espléndido campo al apostolado alfonsiano en misiones populares, ejercicios espirituales, editorial y parroquias.
La primera fundación en las Antillas se remonta a 1858 en la isla de Santo Tomas. Por las Antillas han pasado redentoristas de USA, Canadá, Austria, Bélgica, Francia y España. Sucesivamente fundaron en Puerto Rico, Isla de Santa Cruz, Santa Lucia, Dominica, Haití y República Dominicana.
Los redentoristas españoles expulsados de México se dispersaron por Centro América y se hicieron presentes en todas las Repúblicas.
La orden de los Salesianos envió sus primeros misioneros a América, a la Patagonia, Argentina. De allí se expandieron por todo América del Sur y luego en todo el continente americano y el Caribe.
En la segunda mitad del siglo XIX, la Orden de los Escolapios comenzó su presencia en América Latina (Cuba, Chile, Argentina), para luego extenderse a Venezuela, Estados Unidos, Costa Rico, Bolivia, Puerto Rico, República Dominicana, Brasil, etc.
En las Antillas y Centro América el trabajo misionero se centra en: misiones populares, ejercicios espirituales, formación de misioneros, cooperativas de promoción humana, asistencia a enfermos, ancianos, leproserías y cárceles.
El trabajo realizado por estas congregaciones de misioneros, constituyen la expansión de la iglesia en toda América y El Caribe, pues cada Orden estaba formada por sacerdotes cuya misión principal era llevar la palabra de Dios a todos los lugares posibles y a la vez hacer las obras de caridad que se requería en los lugares, así como fomentar la enseñanza.
Al finalizar el siglo XIX hasta hoy día, el cristianismo se ha fortalecido grandemente y en cada ciudad lejana o central del Continente Americano hay una presencia de la iglesia, no solo católica, sino de diferentes congregaciones.
En nuestra iglesia católica podemos decir que cada día se trabaja arduamente para llevar el mensaje cristiano y ese fortalecimiento tiene como base el trabajo de esos misioneros que un día llegaron a este continente para edificarnos sobre la palabra de Dios.
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