Hemos estudiado los altos y los bajos a través del tiempo hasta llegar al punto en el que estamos ahora: siglo XX, un tiempo en la historia en el que ya la religión no era lo que movía al mundo, y el ser humano parecía estar conforme con la idea de que tal vez, el Dios en que todos creían años atrás probablemente no era real.
Por otra parte, gracias al desarrollo de la tecnología las personas pudieron tener acceso a muchísimas culturas e ideologías de todas partes del mundo. De repente, toda esta nueva información hizo que muchas personas cambiaran su manera de pensar acerca de la vida y el sentido de la misma.
En vista de este cambio de pensamiento globalizado, la Iglesia se vio obligada a cambiar también sus normativas. Por esto, en el siglo XX el papa Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano II (ver entradas anteriores) en el que se hace una reforma profunda de la Iglesia.
El cambio de la Iglesia trajo consigo la creación de las comunidades de laicos cristianos: quienes pensaban que no era necesario ser monje o sacerdote para dedicar tu vida a Dios. Eran hombre y mujeres que se reunían para escuchar y poner en práctica el evangelio.
En esta entrada nos concentraremos específicamente en una de las comunidades de laicos cristianos mas importantes: la comunidad de San Egidio.
Si lo se ta un chin grande la foto, es que estaba lindaa, La Comunidad de Sant’Egidio es una familia de comunidades radicada en diferentes Iglesias locales. El término “comunidad” refleja, entre otras cosas, una exigencia de fraternidad, más fuerte por el motivo de que los miembros de la Comunidad viven plenamente insertos en el mundo, en la dispersión de la vida de las grandes ciudades modernas. La amistad es, de esta forma, un trazo característico de Sant’Egidio, sea dentro de la comunidad, sea como actitud de simpatía y atención hacia el mundo y hacia otras experiencias eclesiales. Referencias espirituales de la Comunidad son desde el principio la primera comunidad cristiana de los Hechos de los Apóstoles, el amor preferencial de la Iglesia por los pobres, el primado de la oración. Un sentido marcado por la misericordia de Dios hacia los enfermos y hacia los pecadores, la compasión de Jesús por las muchedumbres, su invitación a anunciar el Evangelio del Reino y a curar todo tipo de enfermedades normalmente son el alimento de la vida y de la espiritualidad personal a través de la escucha cotidiana de la Palabra de Dios y la oración asidua, personal y comunitaria. El carácter laical y la presencia en grandes ciudades ha llevado a desarrollar una espiritualidad propiamente “urbana”, que recompone la normal dispersión de la vida cotidiana y las propias responsabilidades (familiares, profesionales, civiles) alrededor del primado de la evangelización y del servicio. Un paso decisivo en esta recomposición es la oración de la tarde común, abierta a todos aquellos que quieran participar en ella.
A continuación les adjunto un video de una de las actividades solidarias que ha realizado la comunidad de San Egidio la pasada navidad, espero que lo disfruten. Me encanta mi gente.
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